Desde el comienzo de la acción sindical de Docentes por la Pública, a través de las visitas
realizadas a los centros educativos almerienses de todos los niveles, hemos detectado que la labor
del servicio de inspección incide en gran medida sobre las condiciones de trabajo de muchos
profesionales de la educación. Por ello nos propusimos realizar una encuesta entre el profesorado
donde simplemente tenían que valorar del 1 al 5 el cumplimiento de las funciones oficiales de
inspección en sus centros, el trato personal recibido, el interés por los problemas reales del centro y
una valoración global.
En "La voz de Almería" |
A esta encuesta, realizada durante el segundo trimestre de este curso han respondido unos
150 profesionales, repartidos aproximadamente al 50% entre infantil-primaria y secundaria-FP,
pertenecientes a unos 35 centros de más de 20 localidades (datos aproximados porque algunos no se
han atrevido a indicar datos sobre su centro).
La inmensa mayoría ha respondido con ánimo constructivo, lo que se corrobora con el hecho de que un tercio de los encuestados ha hecho aportaciones en el apartado donde pedimos que se comenten los aspectos que se desee y se haganpropuestas de mejora para trasladar a inspección, que vamos a desgranar más adelante.
Evidentemente no pretendemos, ni es nuestra función ¿acaso es de alguien? evaluar el trabajo de nuestros inspectores e inspectoras, de cuya profesionalidad no dudamos y entendemos que están obligados a seguir unas instrucciones jerárquicas, al margen del mejor o peor talante personal que, humanamente cada uno tenemos.
No está concebido así este trabajo. Solo pretende recoger la opinión del profesorado sobre este servicio, como interesados y afectados que somos del mismo. Lo más importante no son las puntuaciones medias obtenidas del 1 al 5, sino los comentarios escritos recogidos como sugerencias y propuestas de mejora en su actuación en los centros. Sin duda los trasladaremos a sus coordinadores con la confianza de que serán tenidos en cuenta para mejorar la enseñanza pública que es nuestro objetivo común.
Con el sistema de puntuación, que no incluye el 0, aunque no está explícito, podemos hacer
una correlación entre 1,2,3,4,5 y muy mal, mal, aceptable, bien, muy bien. Los resultados medios
obtenidos han sido:
En el Ideal |
Como puede verse todas las cuestiones están por debajo del 3, que representaría un valor mínimamente aceptable. Los apartados más valorados, aunque siempre sin llegar al 3, son los
relacionados con la supervisión de los centros educativos: velar por el cumplimiento de las leyes y
reglamentos y por el cumplimiento y aplicación de los principios y valores recogidos por la Ley de
Educación.
Sin embargo, en el cumplimiento de las funciones más constructivas hacia la vida de los
centros las valoraciones son muy bajas: colaboración en la mejora constante de las funciones
docente y directiva y asesoramiento, orientación e información al profesorado en el ejercicio de sus
derechos y en el cumplimiento de sus obligaciones.
Aunque la valoración se suaviza un poco cuando hablamos del trato personal recibido
(aunque siempre por debajo del 3 y con más de la mitad de las encuestas con puntuaciones entre 1 y
2), vuelve a endurecerse severamente cuando se pregunta por el interés de inspección por los
problemas reales del centro, para acabar dando una valoración global de 2'1 con el 70% de las
encuestas con valoración negativa.
La mayoría de las aportaciones pedidas en forma de comentarios y propuestas de mejora
inciden en que, en general, inspección actúa como una herramienta al servicio de la administración,
cuando deberían velar por el cumplimiento de las leyes, incluso en contra de la propia
administración como hemos podido ver estos dos últimos cursos con el tema de las 25 horas en el
horario de secundaria o el traslado de la tutoría administrativa al horario irregular, disfrazada de
tutoría electrónica.
El profesorado los siente lejanos ya que solo hablan con los equipos directivos. Se propone
que se presenten al profesorado en un claustro a principio de curso y expliquen sus funciones y
líneas de trabajo. Se fijan en detalles normativos nimios como dónde se sitúa la hoja de firmas del
profesorado o si falta alguna firma en un trimestre pero no se dan cuenta del aula que supera
ampliamente la ratio permitida o del profesor que lleva un mes de baja sin ser sustituido.
En muchos casos actúan en centros donde alguien tiene un alto porcentaje de suspensos con
la única intención de maquillar resultados en beneficio de la administración, sin pararse a analizar la
calidad de la enseñanza en ese centro. Nunca lo hacen en centros donde ocurre lo contrario. Además
no asesoran pedagógicamente al profesorado y si lo hacen es con propuestas alejadas de la realidad.
Uno de los aspectos más significativos detectados es la falta de coordinación entre unos y
otros, con actuaciones contrapuestas en unos centros y otros. Los que pagan esto son los equipos
directivos cuando cambia el centro de inspector de referencia y tiene una línea de trabajo distinta
del anterior o los profesores en prácticas que son sometidos a distintas exigencias en función del
inspector del centro que les toque.
Vamos a colocar tal cual la mayoría de comentarios y propuestas de mejora recogidas en las
encuestas:
“Estoy esperando que algún inspector o inspectora llegue para orientar, asesorar a los docentes.
Es necesario la preocupación por los problemas y dificultades reales y diarios. Se limitan a las
labores burocráticas, como las exigencias este curso sobre los documentos para la atención a la
diversidad, pero no del funcionamiento, saturación del número de alumn@s y falta de refuerzo y
apoyo al alumnado de NEAE, gravemente perjudicado”
“Cuando algo entiendan que no se esté haciendo bien, proponer modificaciones concretas en lugar
de desacreditar lo que se está haciendo, y menos aún delante del alumnado”
“Más información al profesorado, atendiendo a sus necesidades educativas y a los problemas
reales que se presentan diariamente en las aulas”
“No deben de ser obstáculo en la vida cotidiana de los centros escolares sino al contrario agilizar
los procesos de enseñanza y aprendizaje”
“Nulo contacto con el profesorado interino”
“La inspección actúa preferentemente en los casos en que detecta un alto porcentaje de suspensos,
ignorando el hecho evidente de que muchos aprobados se producen por puro interés de los
compañeros en evitarse problemas o trabajo. La inspección debería evaluar el resultado final del
proceso, es decir, el desarrollo real de competencias por parte del alumnado, que en muchos casos,
especialmente en centros de barrios o poblaciones marginales, es muy deficiente”
“Su trabajo es asesorar y ayudar a mejorar a los docentes y al centro. Pedir papeles y amenazar
con sanciones no ayuda a nada”
“Demasiada atención a protocolos y papeleo. Poco o nulo interes por el bienestar del profesorado.
Pocas veces se reconoce las duras condiciones que sufren los docentes para hacer su labor y
siempre se exigen las soluciones o se pone en punto de mira a estos”
“Opino que el servicio de inspección debería ser menos estricto con las normas e implicarse más
en la vida real del centro. Deberían proporcionar al profesorado herramientas para mejorar la
labor docente, así como valorar el trabajo bien hecho. Bajo mi punto de vista, inspección es una
espada de Damocles a la que está expuesto el equipo directivo en cuanto a normativa, buscan las
firmas del profesorado, errores burocráticos, fallos en las programaciones, etc. Cuando lo que
deberían es mirar que estamos 1000 personas en un espacio apto para 600, que el alumnado se
amontona en los pasillos y en las aulas, que el profesorado se desmotiva y repercute en el
rendimiento académico del alumnado, que las instalaciones se mejoran pero siguen siendo viejas,
etc “
“La labor de la inspección debería centrarse más en asesorar que en juzgar. Deberíamos sentirnos
apoyados, no intimidados por estar dando clase con una persona pegada a la espalda que juzga la
labor docente basándose en papeleo y en un rato que entra en el aula, sin tener en cuenta la
realidad de cada centro y cada clase”
“Se debe ser más exigente con que se respeten ratios, haya medios y personas para la atención a
alumnado con necesidades especiales o “difícil”, que los horarios y los medios materiales respeten
lo establecido por las normas. Estos aspectos con frecuencia son dejados de lado”
“Se privilegia excesivamente el trato con las Direcciones de los centros y tendría que tenerse más
en cuenta al profesorado, que también se suele postergar a la opinión de padres y madres. En
cuanto a las Direcciones debe de dejarse de pedir un exceso de burocracia y una exigencia de
aceptación acrítica de los criterios de la Administración, que llega a veces al extremo de influir
decisivamente en la elección de afines. Cuando debía de facilitarse más que las Direcciones fueran
un canal para que se plantearan medidas eficaces que mejoren la enseñanza”
“Trabajar por cambiar la imagen sancionadora o intimidatoria predominante, por una más
colaborativa. Que vengan con espíritu de hablar de tu a tu. Olvidando actitudes innecesariamente
inquisitiva y/o con presunción de superioridad y exigencia de acatamiento en función del puesto
que se ocupa”
“Las instrucciones que sean claras y, cuando se precise, por escrito”
“Menos burocracia y más pedagogía, empatía y defensa del profesorado. Que los papeles no estén
bien no quiere decir que no se sepa dar clase”
“Faltos de coordinación, con actuaciones y decisiones opuestas entre unos centros y otros”
“Alejados totalmente del profesorado, incluso cuesta trabajo hablar cualquier tema cuando son
requeridos”
“Siempre de parte de las directivas en caso de conflicto aunque tengan que justificar lo
injustificable”
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